El Congreso de los Diputados ha
recibido y trasladado el 15 de febrero a la Comisión de Peticiones de la Cámara
"para su oportuno estudio y tramitación" la solicitud de la Confederación en Defensa de la Abeja en la Cornisa Cantábrica (CODACC) de que se prohíban el uso de todos los pesticidas neonicotinoides
y fenilpirazoles en España.
En el escrito,
dirigido al presidente del Congreso, Jesús Posada, la CODACC mostramos nuestra alarma
ante la disminución "preocupante" del número de abejas y otros
polinizadores que proporcionan "un servicio ecológico esencial para la
seguridad alimentaria y el mantenimiento de la biodiversidad en los ecosistemas".
Esta solicitud de
prohibición está justificada a tenor del artículo 45 de la Constitución, que
recoge el derecho a disfrutar y conservar el medio ambiente, y de la resolución
del Parlamento Europeo de 15 de noviembre de 2011 sobre la salud de las abejas
y los desafíos del sector.
Además, la petición
tiene en cuenta, al igual que en la decisión de la CE, un dictamen del 23 de
mayo de 2012 pero dado a conocer el pasado 16 de enero de la Autoridad Europea
de Seguridad Alimentaria (EFSA, según las siglas en inglés), así como el plan
francés Ecopytho 2018 sobre la eliminación de pesticidas.
A su juicio, estos
pesticidas sistémicos, autorizados en España desde 1994 y utilizados
masivamente en la agricultura intensiva, son una de las causas de la mortalidad
de las abejas y de los fenómenos del colapso de las colonias, ya que las
desorientan y no logran volver a las colmenas.
"La abeja es un
vector de polinización indispensable para la biodiversidad" y su
desaparición "conduciría inevitablemente a una disminución en los cultivos",
Las estimaciones con
las que cuenta el sector apícola español arrojan que el 35 % de la producción
mundial de alimentos está relacionada con los insectos polinizadores, entre los
que se encuentran frutas, hortalizas, proteaginosas, legumbres y cultivos
forrajeros.
Los pesticidas
sistémicos se utilizan en el tratamiento de semillas y recubren el grano, por
lo que su efecto se distribuye a lo largo de la vida de la planta, incluyendo
las flores que pecorean las abejas.
Además hay un estudio
francés publicado en la revista Science en marzo pasado que reveló los riesgos
de los plaguicidas sobre el sistema nervioso central de las abejas,
"causando la muerte indirectamente relacionada con la pérdida de sentido
de la dirección y por lo tanto la no vuelta a la colmena".
Italia, por su parte,
prohibió los insecticidas neonicotinoides en maíz en 2008 y, desde que adoptó
esta medida, su apicultura está "en sólida recuperación después de una
mortalidad masiva", han apuntado antes de asegurar que "España debería
de hacer lo mismo".
Queremos
destacar la importancia de la apicultura en el contexto de un desarrollo rural
sostenible, ya que puede suponer un complemento económico dentro de un modelo
de explotación diversificada al ser compatible con actividades agrícolas,
ganaderas, artesanas o de turismo rural.
"Si desaparecen los polinizadores, también lo harán muchas especies de plantas. Si quitamos un eslabón, la cadena se rompe. Indiscutiblemente, los destinos del hombre y de la abeja están unidos, por lo que debemos trabajar todos juntos para que esta simbiosis nos siga siendo tan fructífera en el futuro como lo ha sido durante siglos".
"Si desaparecen los polinizadores, también lo harán muchas especies de plantas. Si quitamos un eslabón, la cadena se rompe. Indiscutiblemente, los destinos del hombre y de la abeja están unidos, por lo que debemos trabajar todos juntos para que esta simbiosis nos siga siendo tan fructífera en el futuro como lo ha sido durante siglos".
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